lunes, 17 de junio de 2013

La chicharra



Eufemismos

                                 

En tiempos de crisis la manipulación del lenguaje aflora como las malas hierbas. Todos deberíamos hacer frente a este manejo interesado de las palabras por parte, especialmente, del poder político y financiero. Los medios de comunicación deberíamos oponernos a este intento de trampa lingüística, aunque ya sé que eso es una batalla perdida.
Nos estamos familiarizando peligrosamente con términos absurdos que lo único que hacen es manipular la auténtica realidad. Palabras como desaceleración, troika, dación de pago, desregulación, escrache, rescate, corralito, reestructuración, reajuste… Prefiero al pan pan y al vino vino. ¿Por qué no dicen ayudas en vez de rescate? ¿Recesión en vez de crecimiento negativo? ¿Qué ocultan cuando dicen que cobran en diferido? ¿No sería más fácil hablar con un lenguaje claro, sencillo y conciso?
Con la crisis el uso de metáforas y eufemismos es cada vez más latente, hasta el punto de convertirse en ocasiones en un lenguaje perverso, que en nada beneficia al ciudadano porque se disfraza lo que realmente está ocurriendo.
Aún así, hay quien dice que esta forma de hablar ha enriquecido el lenguaje, porque ahora se utilizan palabras que hace años nadie sabía qué significaban. Ni falta que nos hacían. Y mucho menos si no se ajustan a la realidad.
Y en el colmo de la idiotez, ahora  hay quien  intenta imitar a los políticos, el otro día oí a un barrendero que le decía a su compañero: “Pásame el elemento individual de protección personal”, refiriéndose al casco. Se creen más intelectuales por eso. Prefiero ahorrarme lo que pienso.
Somos más de dos los que pensamos así.



sábado, 15 de junio de 2013

Marta Abad, Álvaro Elúa y el más rubio de los tres, formamos "El reportero",  Con el reportaje "Hablamos de tráfico", hemos quedado finalistas del X Premio Periodístico Nacional de Seguridad Vial, en la categoría de Televisión.
Por otro lado, el trabajo de «El reportero» titulado «Los empresarios de la crisis» ha sido seleccionado al premio Diageo Joven y Brillante de Periodismo Económico «por el desarrollo de un periodismo de calidad y hondura, el rigor, la capacidad de investigación seria y responsable, el sentido ético y la independencia». Los galardonados se sabrán el próximo 26 de junio en Madrid.
La ceremonia de entrega de premios será presidida por la Ministra de Empleo, Dña. María Fátima Báñez. Suerte. 

domingo, 2 de junio de 2013

La chicharra

Sexo

La literatura erótica parece que está en auge. El fenómeno “50 sombras de Grey” ha excitado al mundo editorial.  Las secciones de libros eróticos en las librerías se van ampliando. Estos libros han dejado de estar recogiendo polvo en un rincón para acaparar la primera línea del escaparate.  Y no es que el sexo esté de moda, como piensan algunos, el sexo forma parte de la condición humana desde siempre. Otra cosa muy diferente es que los más puritanos renieguen de él públicamente, aunque como decía Gómez de la Serna: “No satisfará a los viejos sórdidos, a los magistrados de una bajeza sombría, a los que leen en el cuarto cerrado con llave y cerrojo los libros pornográficos… porque les irritará eso que descompone sus placeres solitarios. A todas esas gentes que abominan de la libertad de pensamiento, y sin embargo, comenten los actos más vergonzosos”.
Como todo género literario tiene sus altibajos. En los últimos tiempos la literatura erótica ha estado denostada y menospreciada. Y no es un género menor. La horterada, pornografía de mal gusto, es diferente. En cambio, la literatura erótica (que no pornográfica) suele ser rica en detalles y descripciones. Insinúa más que muestra, y eso permite nuevas fantasías a los lectores.
En cualquier caso hay que recordar que el erotismo y la literatura siempre han estado asociados. Se pueden encontrar fragmentos eróticos incluso en  el Quijote de Cervantes o en Ulises de Joyce.
Como dice Woody Allen: “Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo”.  
Somos más de dos los que pensamos así.