Eufemismos
En tiempos de
crisis la manipulación del lenguaje aflora como las malas hierbas. Todos
deberíamos hacer frente a este manejo interesado de las palabras por parte,
especialmente, del poder político y financiero. Los medios de comunicación
deberíamos oponernos a este intento de trampa lingüística, aunque ya sé que eso
es una batalla perdida.
Nos estamos
familiarizando peligrosamente con términos absurdos que lo único que hacen es manipular
la auténtica realidad. Palabras como desaceleración, troika, dación de pago,
desregulación, escrache, rescate, corralito, reestructuración, reajuste… Prefiero
al pan pan y al vino vino. ¿Por qué no dicen ayudas en vez de rescate?
¿Recesión en vez de crecimiento negativo? ¿Qué ocultan cuando dicen que cobran
en diferido? ¿No sería más fácil hablar con un lenguaje claro, sencillo y
conciso?
Con la crisis
el uso de metáforas y eufemismos es cada vez más latente, hasta el punto de
convertirse en ocasiones en un lenguaje perverso, que en nada beneficia al
ciudadano porque se disfraza lo que realmente está ocurriendo.
Aún así, hay
quien dice que esta forma de hablar ha enriquecido el lenguaje, porque ahora se
utilizan palabras que hace años nadie sabía qué significaban. Ni falta que nos
hacían. Y mucho menos si no se ajustan a la realidad.
Y en el colmo
de la idiotez, ahora hay quien intenta imitar a los políticos, el otro día oí
a un barrendero que le decía a su compañero: “Pásame el elemento individual de
protección personal”, refiriéndose al casco. Se creen más intelectuales por
eso. Prefiero ahorrarme lo que pienso.
Somos más de
dos los que pensamos así.