martes, 24 de julio de 2012

La chicharra




LEER


Leer es: observar, interpretar, comprender, valorar, elegir, transformar, crear…
Toda lectura es creación.
En un libro el escritor sólo escribe la mitad, la otra parte es el lector el que  crea.
Imagina y de alguna manera  escribe.
Leer también es  compartir. Leyendo participas, colaboras de una manera activa.
No estoy de acuerdo cuando alguien dice “yo soy un simple lector”. No,  no eres un simple lector. Eres un lector.  Tan importante como cualquier otro.
Eso sí, no hay dos lectores iguales. Afortunadamente.
Alguien dijo: 2  personas en un jardín. 2 jardines diferentes.
Dos lectores de un mismo libro. 2 libros diferentes. No todos los lectores lo interpretan de la misma manera.
Cada texto puede provocar un sentimiento diferente. Y eso es bueno.
Leer es vivir. Sentirse vivo.
Defiendo  la lectura como factoría de inteligencia.
Según un riguroso estudio elaborado por varios científicos y después de numerosas pruebas:
Cuando vemos la televisión sólo un 12% de nuestro cerebro está en funcionamiento. Cuando escuchamos música más de un 50%. Cuando leemos más de un  90%.
¿Y por qué?, se preguntará más de uno. Porque cuando leemos sólo podemos hacer eso. Necesitamos todos los sentidos.
La lectura es una actividad que conlleva el funcionamiento de varias partes del cerebro al mismo tiempo. Asimismo, se evocan imágenes relacionadas con lo que se está leyendo (paisajes, una montaña, el mar, un camino, una ciudad…), nos permite viajar con nuestra imaginación a otros mundos, a otras épocas.
A través de los personajes podemos sentir el dolor, la pasión, el poder,  la vergüenza…
Somos más de dos los que pensamos así.


martes, 10 de julio de 2012

La chicharra



                                                                    AL PAN PAN




                   Y al vino vino. Las cosas claras y el chocolate espeso. Así es como le gustan las cosas a La chicharra. Aunque parece que últimamente para decir algo damos, o mejor dicho, algunos dan demasiadas vueltas para expresar lo mismo. Y no es por meterme con los políticos, pero es que suelen ser ellos los primeros en iniciar este tipo de rodeos. Son los más hábiles a la hora de evitar ciertas palabras. Son los famosos eufemismos de los políticos.
              Los eufemismos suelen emplearse en el leguaje políticamente correcto, ese que tan poco me gusta a mí, para atenuar la gravedad de lo que realmente se está diciendo. Yo lo llamaría políticamente cínico. ¿Creen que este tipo de lenguaje puede cambiar nuestra realidad? El lenguaje fue creado para expresar la realidad.
              Estos son sólo algunos ejemplos: «Minorizar el sueldo» (rebajar). «Pausa lúdica interactiva» (recreo). «Conflicto armado” (guerra). “Recorte» (Tijeretazo). «Crecimiento negativo» (pérdida). «Ajuste económico» (Tijeretazo). «Regulación de empleo» (despidos masivos). «Interrupción voluntaria del embarazo» (aborto). «Un hombre de color» (negro). «Institución correccional» (Cárcel). «Racionalización del gasto público» (Tijeretazo en Educación, Sanidad…). «Limpieza étnica», (genocidio). «Refugiados vascos» (fugitivos). Se habla en los partidos de «distintas sensibilidades en el partido» y no de (confrontación, enfrentamiento o tendencias). 
            Estos son los «daños colaterales» de nuestros políticos para no expresar la auténtica realidad del momento. 
           Le siguen el juego los periodistas de partido, y los perezosos con ausencia de objetividad que se limitan a transcribir al pie de la letra el lenguaje de nuestros gobernantes. Eufemismos retorcidos que falsean la verdad. 
                        Somos más de dos los que pensamos así.