CINISMO NAVIDEÑO
Sí, llegó la navidad. Lo primero que quiero
decir es que nadie con buen corazón se ofenda. No me refiero a los que
sinceramente felicitan la
Navidad. Sí al resto, porque si hay algo que me molesta en estas fiestas navideñas es el cinismo; esa desvergüenza a la hora de mentir. En
estas fechas esa obscenidad descarada brota como las malas hiervas en un otoño
lluvioso.
La verdad suele ser una importante traba para el
cinismo, por eso me hastían tanto estas mentiras piadosas. Pura hipocresía. Es
curioso que quien durante todos los días del
año te ha puesto cientos de zancadillas te desee ahora: Feliz año nuevo. Esto no es espíritu navideño; yo lo llamo
cinismo navideño.
Al igual que se necesita algo más que un pañuelo
para llorar, debería existir algo más que una cínica sonrisa y un apretón de manos en estos deseos
navideños. Pero la mayoría de las veces la realidad hace esquina con la calle
teatro.
Se dicen cosas que no se sienten realmente,
demasiadas mentiras piadosas. Suelen decir que por estas fechas los corazones
se ablandan. Qué pasa, ¿que durante el resto del año lo tienen endurecido y ahora
es época de rebajas? A mí no me interesan esas personas.
No me gusta la falsa euforia, y en toda esta
parafernalia hay demasiados deseos
fingidos. Esto no tiene nada que ver con el verdadero espíritu navideño.
¡Ah!, Y en noche vieja, a toque de silbato, todos a divertirse:
bailar, saltar y reír. ¡Que bien! Ja, ja, ja.
Feliz año nuevo.
Somos más de dos los que pensamos así.