BEBÉS ROBADOS
No entiendo por qué hoy sigue habiendo tanto oscurantismo a la hora de hablar de los
bebés robados.
Había variedad
en la forma de actuar, pero en la mayoría de los casos, los responsables de las clínicas decían a los
padres que sus bebés habían muerto al nacer, a las pocas horas, y aceleraban
los trámites de enterramiento, lógicamente sin la participación de la familia.
Eran casi técnicas nazis, tramas poco menos que policíacas, con la participación de monjas, curas,
médicos, funcionarios. Los bebés eran entregados a otras parejas previa falsificación de los documentos, y cobrando
por ello una buena suma de dinero. Hasta ahora, ni el Estado español ni
las autoridades pertinentes, en ningún momento han puesto los medios para
desenmascararlos.
En Castilla y León hay más de setenta denuncias de
niños robados. La asociación de bebés robados de Castilla y León pide que se
cree una base de datos de ADN, dependiente del Instituto Nacional de Toxicología,
para poder cotejar los perfiles genéticos. Estas mujeres se han convertido en
auténticas detectives, lo saben todo sobre ADN, legajos, fiscalías,
exhumaciones, registros…
Hay un celador en León, ya
jubilado, que fuera de micrófono ha
confesado que en el hospital que trabajaba tenían a un niño muerto, que era el
que le enseñaban a los padres que insistían en ver a su hijo cuando le decían
que había muerto. Hasta que lo sustituían por otro “porque ese daba olor”.
Ya imputaron a la primera monja. Esperamos que sigan
tirando del hilo.
Somos más de dos los que pensamos así.
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